¿Por qué la propiedad es un derecho secundario?

19.06.2021

El Papa en su reciente mensaje a la 109 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha expresado que el derecho a la propiedad es "secundario". Una referencia tan obvia no solamente para quienes conocen algo de la Doctrina Social de la Iglesia, sino además para cualquier estudioso de leyes o de principios elementales de filosofía, sin embargo, ha generado revuelos entre partidarios del libre mercado. No nos debe extrañar: son los mismos que le criticaron el contenido de la Encíclica sobre la Ecología (Laudato Si) o su llamado a reflexionar sobre una economía franciscana como alternativa a una economía "que mata".

Notoriamente la propiedad privada es un derecho. Y más notoriamente se encuentra subsumido a uno mayor: el derecho a una vida digna. Todas las Cartas Magnas asumen este razonamiento elemental. Para el caso uruguayo -y solo a manera de ejemplo- el Art. 32 de la Constitución señala que "la propiedad es un derecho inviolable, pero sujeto a lo que dispongan las leyes que se establecieren por razones de interés general". Un artículo que por cierto no fue redactado bajo influencia del marxismo leninismo.

¿Acaso no es obvio que la propiedad está sujeta a numerosas restricciones, usos e incluso cargas impositivas? Al grito desesperado de ciertos sectores neoliberales podríamos decirle "truco y retruco", expresándoles que "sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social". Y al oído comentarles a tan fanáticos opositores a Francisco, que esa frase fue utilizada por Juan Pablo II para abrir la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979).

Nuestro Papa no ha cambiado una coma en el Magisterio social respecto al papel de la propiedad. Tampoco respecto al papel fundamental del empresariado para generar riqueza. A no confundirse: Francisco reconoce el papel de la propiedad privada y de los empresarios. Pero al igual que cualquiera otra expresión de humanismo económico, eleva su mirada más allá del individualismo y del materialismo, promoviendo lecturas socioeconómicas dirigidas al bien común.